miércoles, 1 de diciembre de 2010

Despidiendo un complejo camino de cultura democrática.

La decisión del Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Ministro Luciano Cruz- Coke, de despedir a cerca de 70 funcionarios en un día - el fatal martes 30 de noviembre- obedece a dos razones fundamentales. Se trata de castigar políticamente a profesionales y trabajadores administrativos que habiendo ingresado con anterioridad al inicio del Gobierno de Piñera, eran sospechosos de no compartir el discurso cultural de la Derecha; y, al mismo tiempo, se despide a personas bien evaluadas para abrir los espacios institucionales para los "necesarios cambios " para una política cultural de Derecha.

Habiendo trabajado diez años en la División de Cultura del MINEDUC, antecesora del actual Consejo, y habiéndome vinculado con este servicio público tanto en la gestión encabezada por el Ministro José Weinstein como la Ministra Paulina Urrutia; tengo la certeza que los profesionales despedidos eran parte de esta entidad pública por su interés de servir en el ámbito de las políticas públicas y su compromiso con el desarrollo cultural. Quienes fueron despedidos eran personas honestas , capaces y bien evaluadas ahora por las actuales autoridades y, también , por las anteriores. Me consta, adicionalmente, que en su inmensa mayoría no tienen militancia política, más allá de reconocer que, como la mayor parte de los creadores y cultores, tienen una visión política distinta a la coalición gobernante. Asimismo, son personas que muchas veces expresaron una opinión decidamente contraria a decisiones de los gobiernos dirigidos por la Concertación, pues siempre entendieron que su libertad no era objeto de compra.

Entonces, la decisión del Ministro Cruz - Coke es injusta y arbitraria pues no tiene fundamento en una deficiente gestión de los funcionarios despedidos. Peor aún, el Consejo contará con los recursos para pagar remuneraciones y honorarios; por lo cual es esperable que, sin concurso público, los cargos vacantes sean llenados por "los amigos del Gobierno".

Pero ¿por qué el Ministro toma una decisión tan injusta? Pienso que está notificando al mundo cultural de la necesidad de respondar favorablemente " a la exigencia de lealtad al Gobierno de Piñera". Y se equivoca pues nunca los creadores y cultores se han dejado comprar por el mejor postor. Si en tiempos más dolorosos, de peligro, de censura y persecusión los artistas no callaron, menos lo harán ahora.

Sin embargo, existe una segunda razón más compleja aún pues se ha dicho por autoridades del Consejo que "aquí viene un cambio". Y ese cambio es hacer, en primer lugar, profundas transformaciones en el Departamento vinculado a la creación artística, para desplazar recursos e iniciativas hacia el "mercado cultural". Y vinculado a ello, en segundo lugar , modificar la institucionalidad de los fondos concursables para posibilitar el servicio de estos recursos a la política cultural que desplaza el interés público desde creadores, cultores y organizaciones culturales a los productores y dueños de cines, de sellos discográficos, de salas de teatro, etc.

Y esta política cultural no tiene que ver con la natural y compartida preocupación en torno al acceso equitativo de la población a los bienes culturales, la creación de audiencias, ni la difusión y divulgación de información de la oferta cultural. La política cultural del Ministro Cruz-Coke está radicada en los empresarios "culturales" y en hacer de Chile un buen espacio de locación para el cine norteamericano.  

La pregunta es si nos quedaremos en silencio frente a tanta locura. La pregunta es si los creadores, cultores y organizaciones culturales no dirán nada frente a una política cultural que destruye los fundamentos de una política cultural democrática construida con tanto esfuerzo y participación ciudadana. La pregunta es si nos quedaremos callados frente a este despido arbitrario de tanta gente que desde el '90 luchó por crear una institucionalidad pública que tuviera en el centro de su quehacer a los creadores y a todo el país, con la convicción que la cultura no puede estar al servicio del mercado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario